Déjame dormir una vez más en tu pecho,
acoplada a ti como parte de tu cuerpo;
fundirme en un abrazo eterno que me entibie
devolviendo la esperanza en este frío invierno.
Déjame encerrar mi piel entre tus brazos,
que el sollozo que sujeto con temor quede libre,
llorar mis vidas pasadas, momentos aciagos;
limpiar con aguasal mis recuerdos embarrados.
Déjame volver a ser, tan solo un instante,
la inocente niña que duerme en tu regazo,
la yema de tus dedos trazando mil caricias,
la dulzura en tus palabras, la miel en tus labios.
Vuelve a calmar mis miedos beso a beso,
envuelve mi voz entre las briznas de tu pelo.
Déjame dormir una vez más en tu pecho,
sofocar, al calor de tu abrigo, mi grito en silencio.